Hasta hace 10 millones de años, el ancestro
común de los homínidos y los grandes monos africanos habitaba la selva
ecuatorial y la sabana arbórea que se extendía del trópico de Cáncer al trópico
de Capricornio, desde el golfo de Guinea hasta el Océano Índico. Pero, en esta
época se registró una reactivación del Valle de Rift que condujo a la formación
de murallas. Ese hecho provocó entonces la separación de la vegetación existente: así, del lado
occidental de la muralla, influenciado por la humedad y las precipitaciones
provenientes del Atlántico, se conservó la selva ecuatorial y la sabana arbórea
y, del lado oriental, surgió una vegetación herbácea produciendo una ambiente
cada vez más abierto. La muralla, con sus cambios geográficos y ambientales,
dividió en dos las poblaciones del ancestro común de los monos africanos y
homínidos, evolucionando estas de manera divergente. Así, las poblaciones del
Oeste del valle, que vivían en un ambiente de tipo selva, dieron origen al
gorila y al chimpancé y las que quedaron del lado Este del valle, donde la
selva había desaparecido, dieron origen a los homínidos
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